jueves, 6 de agosto de 2015

TU FORMA DE SER FELIZ CAMBIA TU EXPRESIÓN GENÉTICA



Como ya viene demostrando y aplicando científicamente la psicología desde hace décadas: nuestro manual de instrucciones y uso, nuestro genoma humano, es mucho más sensible a la mente consciente de la persona de lo que la creencia cotidiana cabe sospechar habitualmente. De hecho, son abundantes los estudios científicos, de diversos ámbitos de la medicina que así lo constatan. 
 
Específicamente en relación con la felicidad, así lo ha demostrado un reciente estudio publicado en la revista “Proceeding of the National Academy of Sciences” a través del cual hoy conocemos que dependiendo del tipo de felicidad que experimentemos, nuestros genes determinarán su expresión en nuestro organismo de una u otra manera.


En concreto, los resultados de esta investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de California, diferencias dos tipos de felicidad bien distintas con dos expresiones genéticas bien diferenciadas e incluso contrapuestas también.


Por un lado los investigadores han encontrado que los individuos que disfrutan de una felicidad eudaimónica, esto es, felicidad subjetiva que se experimenta con motivo de llevar una vida plena, satisfecha y coherente a las metas vitales, estimulan la expresión de patrones genéticos favorables a la segregación de anticuerpos y anti-inflamatorios, o lo que es lo mismo, favorecen un óptimo funcionamiento del sistema inmunológico.

Mientras que, por otro lado, individuos que experimentan una felicidad hedónica, esto es, felicidad subjetiva experimentada a través de la obtención de placer, evitación del dolor, obtención de fama y/o reconocimiento, estarían estimulando la expresión de perfiles genéticos relacionados con procesos inflamatorios además de un bajo nivel de anticuerpos.


En resumen, mientras que aquellos individuos que experimentan felicidad a través de una vida plena, ven incrementados sus niveles de anticuerpos y disminuidos sus niveles inflamatorios, aquellos individuos que se sienten felices por obtener fama y placer modificarían su expresión genética en sentido complemente opuesto y negativo.

Cabe resaltar un dato más que el estudio también evidencia, y es que “individuos que alcanzan una felicidad hedónica, no se sienten psicológicamente peor ni mejor que aquellos que disfrutan de una felicidad eudaimónica. Sin embargo (aún experimentando ambos los mismo niveles de emoción positiva) sus genotipos responden de manera muy diferente” según Steven Cole, coautor del estudio.
 

A la vista de la evidencia, es innegable que el tipo de felicidad del que disfrutemos tiene importantes efectos en nuestra salud, y es de suponer por tanto, que también la tristeza por ejemplo, deje huella fisiológica en nuestro funcionamiento orgánico a través de  nuestra expresión genética, donde aunque ya demostrado, queda camino por recorrer.


Lo que es indiscutible médica y científicamente es que los acontecimientos que suceden en nuestra mente tienen sus repercusiones en nuestro organismo, y viceversa,  a través de enfermedades o de ventajosos procesos inmunes como sucede en este caso por ejemplo.


Existiendo finalmente entre ambos un delicado proceso de retroalimentación mente-cuerpo y cuerpo-mente donde nuestra conducta y nuestros actos serán quienes rompan la estática y perpetuidad de un estado y permitan el cambio y la evolución de nuestro organismo en su totalidad.


O lo que es lo mismo, es nuestro comportamiento mental y nuestra conducta, quienes permitirán a la postre modificar nuestros estados de salud en un alto porcentaje de las veces, cuanto menos ayudar en todos ellos, siendo nuestra mejor medicina: Y he aquí lo maravilloso del ser humano, su capacidad de cambio… He aquí lo maravilloso de la ciencia psicológica… El por qué de practicar deporte, relajación o el por qué del poder de una sonrisa.


Patricia Merino López

No hay comentarios:

Publicar un comentario