El término "generación sándwich" fue acuñado por
primera vez por el psicólogo estadounidense Quaeshi Walker para referirse al segmento de la población, o
grupo de personas de entre 35 y 55 años aproximadamente, que por sus
circunstancias socioeconómicas se ven obligadas a cuidar a sus hijos a la misma
vez que atienden a sus padres y/o suegros, encontrándose, metafóricamente,
presionadas en medio de dos compromisos de pan (tierno pan).
La mayoría de estas personas son mujeres, quienes fruto de
una educación basada en el machismo que precede a nuestra época, se ven
abocadas al trabajo fuera de casa, dentro de ella, al trabajo como madres y
además el trabajo como hijas en atender a unos padres y/o suegros que no poseen
un grado de autonomía suficiente como para valerse por sí mismos,
suponiendo así un nivel elevado de dependencia. Sin embargo, esta definición, aunque
comprendiendo en su mayoría al género femenino, no está limitado exclusivamente
a él, y cada vez son más los hombres que también adolecen de este etiquetado.
Aunque finalmente, en un grado u otro, ambos miembros de la pareja, y la pareja
en sí misma, se verán afectados por esta circunstancia.
Las exigencias económicas que de por sí obligan al trabajo
durante horas, unidas a las exigencias psicosociales de cuidado del hogar y los
seres queridos, más las demandas indirectas gubernamentales que instan a que el
cuidado de los hijos y de las personas mayores se realice únicamente por medio
de esta generación sándwich, o lo que es lo mismo, no facilite los apoyos que
cabría esperar dado el nivel madurativo de nuestra cultura, deja a estas
personas desprovistas de recursos sociales, económicos, físicos y psicológicos
para obtener un mínimo en su calidad de vida.
Son personas totalmente absorbidas psicológica, física,
económica y socialmente por los derechos, obligaciones y necesidades de los
demás, llegando incluso a olvidarse del cuidado de sí mismas por falta de
tiempo, motivación, y dinero. El nivel de exigencia diario, la falta de tiempo
para dedicar al ocio y al descanso, y el nivel de sobreesfuerzo continuo al que
se ven sometidas estas personas les genera un no menospreciable nivel de estrés
que fácilmente suele derivar en problemas serios de salud.
De hecho, la American Psychologycal Association, que es actualmente la
asociación de referencia mundial de la comunidad psicológica y psiquiátrica, ya
tiene en cuenta entre sus recomendaciones a esta generación, a quienes aconseja
cuidar las horas de sueño, las comidas, el ejercicio diario, el aprender a
manejar las situaciones de estrés de mano de profesionales y/o buscar apoyo
psicológico siempre que se necesite.
A medida que la esperanza de vida va en aumento, y asimismo
también el nivel de envejecimiento de nuestra población, en el mismo grado nuestra cultura también parece inclinarse hacia una orientación
más individualista, con un alto nivel de relegación de responsabilidad social en
la unidad individual de la persona, con todo lo que ello conlleva. Lo que
finalmente, se traduce en menos políticas orientadas hacia el envejecimiento o
programas de ayuda a la dependencia, es decir: menos residencias de ancianos,
menor calidad de éstas, y de más difícil acceso, además de menos organizaciones
destinadas al apoyo de personas dependientes.
Por lo que, lejos de lo que evolutivamente cabría esperar,
esta relegación social comprime cada vez más y más a estas generaciones sándwich que se
encuentran entre un pan y el otro, gravemente oprimidas, entre los potenciales
efectos dañinos del estrés y una pésima calidad de vida.
Patricia Merino López www.facebook.com/patriciamerinolopezblogdepsicología
Quaeshi
Walker "Generación Sándwich"
No hay comentarios:
Publicar un comentario