La terribilità comprende un término artístico que define la
singular genialidad de Miguel Ángel y que bien puede apreciarse en sus
creaciones. Se cree que las obras de este importantísimo artista del
Cinquecento reflejaban el fuerte temperamento y estilo cambiante y exaltado
(terrible) que él mismo poseía, y que sus obras también eran capaces
de transmitir. Más tarde se extendería a otras creaciones y artistas, aflorando
así una nueva corriente artística (manierismo) que representaría el carácter y
la pasión de una escultura emocionalmente vital.
Sin embargo, lejos de lo que el arte interpretó como una
característica hermosa y magnífica para su ámbito de actuación, por ejemplo en
el caso del David, la interpretación que la psicología hace del afecto negativo que en ocasiones se deja ver en la Terrbilità en bien distinta, estando además, científicamente probada.
Y es que en efecto, las emociones nos dan vida, tal y como
ya las entendiera Miguel Ángel Buonarroti, vida y experiencia sin duda, pero
unas más que otras si se dan de una manera disfuncional. Así, estados
mantenidos como la ira, la agonía, o la pena, pese a dar más vida a estas
esculturas, a nosotros más bien nos perjudica poniendo en riesgo
nuestra salud y no teniendo además que llegar a convertirse en un trastorno para
ello.
Así, desde la psicología, un temperamento negativo u hostil
es bien conocido por las elevadas correlaciones que muestra con trastornos y/o
síntomas psicopatológicos. Ejemplo de ello son los elevados riesgos
cardiovasculares que se encuentran en personas con un estado de afecto negativo
y hostil permanente, con mayor predisposición también a desarrollar trastornos
psicológicos. Es lo que en nuestra área de actuación conocemos como
"patrón de conducta tipo A".
Un patrón tipo A es característico de una persona
permanentemente activa, con un gran número de objetivos y ambiciones, muy competitiva
y con estrategias de respuesta hostiles frente al medio. Parece que siempre
vayan con prisa y que no les importe nadie salvo ellos mismos y sus objetivos.
Son personas que suelen obtener grandes resultados en un período breve de
tiempo, sin embargo, junto con estos resultados sus riesgos de salud crecen
exponencialmente debido a su afecto negativo constante.
Concretamente, el carácter crónicamente activo y hostil hará
que el sistema circulatorio tenga más cambios bruscos de tensión y con mayor
asiduidad, entre otros, como respuesta del organismo al bombear más sangre para
llevar mayor cantidad de oxígeno a unos músculos que se preparan constantemente
para la acción. Este hecho y otros más complejos, finalmente repercutirán en un
mayor deterioro del sistema circulatorio con el consiguiente riesgo
cardiovascular.
Además de éstos, el patrón tipo A
también tiene predisposición a sufrir otros efectos negativos en la salud, que
aunque de manera más indirecta, pueden ser igualmente dañinos a largo plazo,
como son el deterioro de las relaciones familiares y de pareja o el aislamiento
en las relaciones de amistad que finalmente terminarán por excluir a estas
personas dado su carácter competitivo y adverso en constante hipervigilancia.
La falta de apoyo y estabilidad social, añadidos a otros
problemas resultantes de sus estrategias de afrontamiento agresivas, finalmente
puede predisponerles a síntomas tales como estados de ansiedad,
problemas de sueño y en definitiva todo tipo de síntomas relacionados con el
estrés mantenido.
Sin embargo y afortunadamente, el "patrón de conducta
tipo A" es más la excepción que la norma, existiendo hoy día gran concienciación
a este respecto que se traduce en programas orientados a su prevención y/o
control.
Y es que como vemos, las emociones negativas, pese a tener
una función imprescindible en nuestro desarrollo diario, si se mantienen a
largo plazo puede derivar en riesgos para la salud, que lejos de compensar sus
beneficios, pueden incluso anularlos.
En este punto, las emociones positivas son siempre una buena
opción a largo plazo. La risa, la sonrisa, un experiencia placentera o un
"no pasa nada" a tiempo, actuarán como efecto amortiguador sobre los
riesgos en la salud de un afecto negativo que no haya sido muy prolongado, es
más, beneficiará además directamente la salud al favorecer funcionalmente a todo
nuestro organismo. Y más allá de éste, ayudará en el establecimiento y
mantenimiento de las relaciones sociales, que también han demostrado proteger
la salud psicológica y física del ser humano.
Por lo que finalmente cabe plantearse si un estilo de vida
ambicioso, apresurado y hostil, realmente es el idóneo para afrontar nuestro
día a día, nuestros negocios, nuestras relaciones o nuestros sueños. O sí por
el contrario, nos sale más a cuenta apreciarlo de lejos en la hermosa
Terribilità de Miguel Ángel, y de paso, regalarle a nuestros sentidos una
siempre beneficiosa experiencia positiva.
Patricia Merino López www.facebook.com/patriciamerinolopezblogdepsicologia
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