Seguro que no os descubrimos nada nuevo si os contamos que
absolutamente todas las personas, en algún momento de su vida, se han sentido algo desmotivadas a la hora de estudiar un material concreto. Ya fuera por el momento concreto de nuestra vida, por el
momento del día, por el mismo profesor que no conseguía picar nuestra
curiosidad o por la propia materia de estudio que se nos resistía, con toda
probabilidad nos hemos llegado a preguntar: ¿Cómo hago para sacar esto adelante?
Incluso, ¿Cómo hago para incentivar a
mis hijos a sacar esta materia adelante?
A estas preguntas nos responde la rama de la Psicología
dedicada al estudio del ámbito aplicado de la Educación, tanto de niños como de
adultos. Conocimientos que cada vez practican y dominan más y más docentes, y que, si bien no es la panacea
absoluta, sí que ostentan los recursos y métodos de probada eficacia que ayudan,
y mucho, a incentivar el estudio.
Pues bien, si te encuentras inmerso en este punto o si lo
que te preocupa es incentivar a los más pequeños en alguna materia en cuestión,
presta atención porque estos son algunos de los métodos que la Psicología de la
Educación pone a nuestro alcance para tal fin y que nosotros mismos podemos
emplear para hacer del aprendizaje una tarea más apetecible:
1. ESTABLECER OBJETIVOS
Establecer objetivos es la mejor manera de concretar cuáles
son los pasos exactos que debemos dar para alcanzar nuestra meta y cuáles no,
evitando realizar esfuerzo innecesario además de ofrecer el atractivo que
supone siempre un nuevo reto. Responde al interrogante ¿Qué es lo que finalmente deseo conseguir?
2. LAS CUALIDADES CAMBIAN
Implica comprender y también transmitir a los más pequeños
que la gran mayoría de las cualidades, como la creatividad o la habilidad para
las matemáticas por ejemplo, no son atributos fijos e inmutables en nosotros, sino que está
demostrado que mejoran con la práctica y el aprendizaje continuo. No valen los: "es que yo no valgo para esto". Siempre existen
cosas que se nos dan peor o mejor, pero ninguna "que no se nos de", porque
todo esfuerzo tiene su recompensa.
3. TODO LOGRO, POR PEQUEÑO QUE SEA, MERECE SU RECONOCIMIENTO
Implica reconocer y recompensar con cariño y gestos de
felicitación cada pequeño avance que se realice en la materia. Esto puede significar
decirnos que somos unos campeones o decírselo a nuestros hijos, y también
mostrar sin reparos nuestro sentimiento de orgullo.
4. MEJOR EL CARIÑO QUE LOS PREMIOS
Tanto para nosotros mismos como para los demás, son el
cariño y los gestos de aliento y felicitación, los mejores aliados para
recompensar un esfuerzo, mucho más recomendables que los premios materiales
como juguetes o dinero. No obstante llegados a este punto, será preferible que
el niño o el adulto tengan libertad de elección sobre su recompensa material,
teniendo para ello que poner ellos mismos un precio a sus logros.
5. RELACIONES SOCIALES DE CALIDAD
Seguro que ésta no os la esperábais por aquí, pero está
científicamente probado que quienes mantienen buenas relaciones sociales con
sus iguales obtienen un mayor rendimiento en el estudio. Esto se traduce en
cuidar las relaciones sociales con nuestros iguales procurándonos un tiempo
reservado para ello y una calidad aceptable, pues son una fuente importante de
estabilidad emocional sin la cual nuestra motivación (entre otras muchas cosas)
se verá perjudicada.
Esto último se deja notar cada vez más en nuestros más
pequeños, quienes fruto de la fuerte exigencia académica intra y extraescolar,
ven sus relaciones sociales cada vez más relegadas a un par de horas de fin de
semana o con iguales con quienes no comparten afinidad, es por eso que en ellos
es en quienes más debemos cuidar este punto e intentar favorecer siempre que
sea posible un espacio diario de ocio y relación social sin otro deber, que el
de socializarse en sí mismo.
6. APLICAR EL CONOCIMIENTO
¿Por qué aprender algo que no sirve para nada? Aplicar un
conocimiento a lo cotidiano hace que tenga un sentido y por tanto que sea más
atractivo. Si examináis vuestro día a día seguro que encontráis la forma de
unir el deber con el ocio.
Sirva de ejemplo un niño que odia las matemáticas pero las practica y aprende al contar sus ahorros de diferentes formas con sus padres: sumando lo que ahorrado, multiplicando por más fines de semana, etc.
Sirva de ejemplo un niño que odia las matemáticas pero las practica y aprende al contar sus ahorros de diferentes formas con sus padres: sumando lo que ahorrado, multiplicando por más fines de semana, etc.
7. NO ESTUDIAMOS PARA SER MEJORES SINO PARA SER
El objetivo del estudio nunca ha de ser alcanzar un estatus,
ser superior, ganar o no perder. Es preciso recordar que la meta de la
educación es el aprendizaje: aprender
para ser adultos, aprender para ser mecánicos, para ser médicos o para ser
bailarines, nunca para no ser peores que otros o para ser mejores puesto que,
entre otras cosas, cuando alcanzásemos este propósito nos desmotivaríamos con
facilidad y puede que aun consiguiendo ser los mejores en mates lo que quisíeramos
finalmente fuera ser unos entendidos de literatura... ¿Qué nos habría aportado
esto a nuestra felicidad entonces?
En resumen, algunos de los consejos clave de los mejores
educadores consisten en establecer unos objetivos concretos de estudio,
transmitir que ese esfuerzo tendrá su recompensa, reconocer cualquier logro por
pequeño que sea con expresiones de cariño y felicitación, fomentar la
socialización, ofrecer un aprendizaje práctico y aplicable a lo cotidiano de manera que resulte interesante y
fomentar una educación para la competencia en detrimento de una educación
basada en el rendimiento final.
Con todo ello, además del esfuerzo constante (como no),
seguro que no habrá materia que se os resista.... Y si aún así sucede y os
desmotiváis, recordad que todos los grandes logros de la vida, comienzan y
terminan por no rendirse ;)
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