Esa es la conclusión a la que han llegado investigadores del
Centro Aliado ISGlobal de España, tras llevar a cabo el proyecto "Riesgos
y beneficios de áreas verdes para los niños" en 36 escuelas diferentes de Barcelona.
En él se evaluó una muestra total de 2.111 niños con edades
comprendidas entre los 7 y los 10 años, entre los que se analizó a través de
diversos cuestionarios, tanto a padres como a educadores, sobre sus fortalezas, sus
debilidades psicológicas, la distancia existente entre sus hogares y los
espacios verdes y azules más próximos a éstos y finalmente el tiempo de
permanencia en los mismos.
El resultado del estudio concluye que una mayor permanencia
en espacios verdes y azules se relaciona positivamente con una mejor salud
mental en los más pequeños, concretamente, se asocia a una reducción
significativa de problemas emocionales y de problemas de conducta en los
escolares.
Asimismo, este mismo estudio encontró también una relación
significativa entre la permanencia en espacios verdes y la reducción de la
obesidad. Una reducción específica de entre un 11% y un 19% en el total de
los niños evaluados.
Los resultados de este estudio vienen a reafirmar el poder
de la naturaleza sobre el comportamiento humano, como un potente recurso de
trabajo a tener en cuenta en intervenciones, bien relacionadas con el comportamiento
y la psicología humana como con la fisiología de nuestra especie.
No obstante, serán necesarias más
indagaciones en esta dirección que cuantifiquen específicamente el grado en que
estos espacios ejercen su influencia en nuestra salud, y además no sólo en los
más pequeños, sino también en el resto de franjas de edad, y esclarecer si por
el contrario, áreas grises y marrones de la ciudad se relacionan con el efecto
contrario.
Y es que todos sabemos, o al menos intuimos, que la
naturaleza nos sienta bien, pero hasta ahora no sabíamos cómo se producía ese
bienestar y tampoco en qué medida se ejerce su influencia.
De cualquier modo,
mientras la ciencia avanza en este campo, no está de más dedicarle un tiempo a
la semana a estos espacios naturales, tanto para los más pequeños como para
nosotros mismos. Tiempo que según conocemos, veremos recompensado en forma de salud
y bienestar con total seguridad.
Patricia Merino López
Yo de esto si me suena haber leído algún estudio en el sentido que un mínimo de contacto con la naturaleza una ve a la semana tenía repercusiones beneficiosas para el organismo; pero no era tanto de parques o zonas verdes, sino de un paseo por el campo por ejemplo el fin de semana... bueno yo procuro hacerlo a diario que para eso me he venido a vivir al campo, porque es que esos momentos naturaleza me lo pide el cuerpo; y aquí en Bretaña que además disfruta uno de arroyos cascadas, vallecillos encatadores de los que no te extrañaría que en cualquier momento salga un nomo o un elfo detrás de un árbol...
ResponderEliminarYo propongo un estudio... a mi me relaja...m pero que me puedo tirar horas solo vendo como sube la marea (bueno también porque aquí las mareas son muy fuertes y son visibles a simple vista) pero es una cosa que digo, mira que parezco tonto solo viendo como una ola llega un poco mas lejos que la anterior... hiperrelajante (aunque bueno, dices en el artículo son cosas que ya sabemos intuitivamente; a lo mejor perder el tiempo en estudios más necesarios)
Mareaterapia me esto lo voy a patentar
además tiene el encanto que cada dia la marea cambia tanto de horario como de coeficiente, se recomienda buscar una playa muy muy lisa; pero bueno estos secretillos ya os los contare cuando inicie los grupos de mareaterapia jeje
Patenta Santi, me parece una de las mejores terapias que existen. La naturaleza. Yo también soy mucho de monte, incluso, en invierno no me falta una tumbona, un saco y un chocolate caliente para ver las estrellas... Otra necesidad básica, el contacto con nuestro medio... ;)
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